Consecuencias políticas del apagón
- Andrés Cardelús Ruiz-Alberdi
- hace 7 días
- 4 Min. de lectura
Actualizado: hace 6 días
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Hace una semana, España y Portugal se quedaron a oscuras a plena luz del día. En los últimos 20 años, los apagones masivos se han convertido en herramientas dentro de la lucha política. En un mundo fraccionado de discursos políticos, no poder cargar el móvil es algo que afecta a todos. Esto nos hace preguntarnos cuáles son las consecuencias políticas del apagón y qué podemos esperar en los siguientes meses.
La oposición suele usar los apagones como símbolo de fracaso o negligencia del gobierno. Por su parte, los gobiernos pueden integrar el apagón en su discurso para llamar a la unidad o reforzar sus propias políticas. Muchos gobiernos han aprovechado la emergencia para distraer la atención de otros problemas, mientras que sus detractores utilizan la indignación para capitalizar la necesidad de reformas. Comparando con apagones históricos en otros países, hoy vemos 4 posibles consecuencias políticas de apagones masivos.

1. Daño reputacional y coste electoral

Los grandes apagones suelen dañar la confianza en los gobernantes y pueden tener consecuencias electorales. Por ejemplo, con el apagón de Canadá de 2003 se vieron problemas en la planificación eléctrica y fue un motivo más de desgaste para el gobierno provincial de Ontario que perdió las elecciones un mes después. También los partidos gobernantes de India y Pakistán perdieron sus siguientes elecciones de 2014 y 2024, respectivamente. La oposición aprovechó los apagones para criticar la "mala gestión" de sus gobiernos y exigir explicaciones.
Por otro lado en Bangladesh, el apagón de 2022 hizo aumentar el malestar creciente con el gobierno. Poco más de un año después, las elecciones de 2024 se leyeron como corruptas y amañadas. Esto acabó con la Revolución de Julio de 2024, la renuncia de la Primera Ministra y la creación de un Gobierno Interino que sigue hoy día. En cambio, otras veces queda en el olvido, como con el apagón de Brasil en 2009: las criticas de incompetencia al gobierno de Lula da Silva no perjudicaron la candidatura presidencial de su sucesora, Dilma Rousseff.
2. Búsqueda de chivos expiatorios

Algo común es que los gobiernos tratan de desviar la culpa adjudicando los apagones a sabotajes, eventos naturales o agentes externos. El gobierno de Venezuela ha hablado de "guerra eléctrica" y culpa de los cortes a “actos de sabotaje” de opositores o potencias extranjeras, aunque muchos expertos han explicado que seguramente sea falta de mantenimiento por la fuga de cerebros.
El gobierno de Turquía (2015) insinuó que el apagón se debía a un posible ataque terrorista o ciberataque, como ha pasado en España (2025). También en Pakistán, se habló de un ataque terrorista en 2015 y el ministro de Energía dijo que podrían haber sido hackers infiltrándose en la red eléctrica en 2023. En casos extremos las explicaciones oficiales rayan lo absurdo: en Sri Lanka (2025) se culpó a un mono que se coló en una planta de energía y en Filipinas (1999) a medusas que atascaron una central.
3. Reformas y debates sobre el sistema eléctrico

Las crisis energéticas muchas veces impulsan cambios de política y reestructuraciones en el sector eléctrico para evitar su repetición. El apagón de EE.UU. de 1965 hizo que se crearan algunos organismos de control y el de 2003 forzó a endurecer las normas para el sector energético con la Energy Policy Act de 2005, que hizo obligatorias las normas del Consejo Norteamericano de Fiabilidad Eléctrica.
El apagón de Italia (2003) abrió un debate nacional sobre la dependencia energética. Muchos defendían construir más centrales pronto e incluso se reabrió el tema de la energía nuclear que se había cerrado por referéndum en 1987 (tras Chernobyl). Silvio Berlusconi trato de restaurar la nuclear pero un segundo referéndum en 2011 (tras Fukushima) acabó con el tema. En Pakistán, Sri Lanka e Indonesia se tomaron medidas para modernizar la infraestructura energética, y en Brasil, Paraguay o Filipinas se revisaron las políticas energéticas y de gestión de la red.
4. Destituciones y renuncias de autoridades

No es raro que tras un apagón de gran escala se exijan responsabilidades con destituciones de directivos de empresas eléctricas, sanciones o reestructuraciones de ministerios. En Venezuela (2019) por ejemplo, aun después de culpar a la oposición, el presidente Maduro destituyó al ministro de Energía Eléctrica (lo volvió a hacer en 2024). En Pakistán, despidieron a 7 empleados de la central donde ocurrió el fallo y se multó a la Compañía Nacional de Transmisión y Despacho con 50 millones de rupias. También en Argentina se sancionó a la empresa Transener con casi 32 millones de pesos.
Por otra parte, el caso de Sri Lanka es especial. Después de una década de apagones nacionales, ha habido despidos masivos para reestructurar la compañía eléctrica estatal y también renuncias. El presidente de esa compañía renunció en 2016 para asumir su responsabilidad y el presidente actual anunció que renunciará en cuanto el servicio vuelva a la normalidad.
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