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Las polémicas políticas de Eurovisión

  • Foto del escritor: Andrés Cardelús Ruiz-Alberdi
    Andrés Cardelús Ruiz-Alberdi
  • hace 4 días
  • 5 Min. de lectura

Si prefieres escucharlo, hemos preparado este audio:

Las polémicas políticas de Eurovisión

Las canciones del Festival de Eurovisión 2025 se van acercando, pero también el eco de los tambores de guerra. Un evento que está llamado a hacernos disfrutar de la magia de la música se convierte cada año en escaparate de tensiones políticas. Al final, donde hay poder hay política y un lugar que concentra las miradas de 163 millones de personas (además de las revisiones posteriores en redes sociales) es imposible que escape a la polémica.


La competición televisiva más longeva del mundo ha visto protestas por motivos políticos desde los años 70. Muchos países han buscado boicotear el evento por disputas territoriales, otros han colado mensajes en sus actuaciones y a algunos se les ha vetado por no cumplir las reglas o por conflictos internacionales. Por eso, en la entrada de hoy vamos a ver 5 temas controvertidos para descubrir las polémicas políticas de Eurovisión más recurrentes y que seguro estarán presentes en esta edición.

    Infografía de principales boicots y polémicas geopolíticas en la historia de Eurovisión.
Infografía de principales boicots y polémicas geopolíticas en la historia de Eurovisión.

1. Censura de letras, vestuario o coreografía

Foto de la cantante de Finlandia de Eurovisión 2025, que se ha visto forzada a cambiar de vestuario para cubrirse las nalgas.
La organización de Eurovisión ha forzado a la cantante de Finlandia a cubrirse las nalgas para su actuación en la final y reducir sus movimientos sexuales.

La canción portuguesa de 1974 ("E Depois do Adeus") fue la detonante de la Revolución de los Claveles unas semanas después de Eurovisión, Grecia en 1976 criticó la invasión de Chipre por Turquía en su canción "Panaghia mou, panaghia mou", Alemania Occidental en 1990 celebró la reunificación con “Frei zu leben”... pero las normas dicen que las letras deben ser apolíticas y neutrales. Por este motivo se vetó la participación de Bielorrusia en la edición de 2021 (sus letras criticaban a la oposición democrática al dictador Lukashenko) y se obligó a cambiar la letra a Israel en 2024 (su canción "October Rain" hacía alusión al ataque terrorista del 7 de octubre de 2023).


La canción israelí de este año (“New Day Will Rise”) también hace alusiones al conflicto pero desde un enfoque más esperanzador y ha pasado la censura. Pero no sólo las alusiones políticas no pasan la censura, también las referencias sexuales: este año Malta ha tenido que cambiar su letra (Serving Kant), que quiere decir servir canto en maltés, porque se puede malinterpretar como sirviendo c*ñ* en inglés, y Finlandia se ha visto forzada ha cambiar el vestuario de la cantante para cubrir sus nalgas y limitar movimientos sexualizantes.


2. Polémica con Israel

Imagen de Iolanda, representante de Portugal en 2024, que se pintó las uñas con alusiones palestinas.
La cantante portuguesa Iolanda en Eurovisión 2024 mostró símbolos palestinos en sus uñas como protesta por la situación en Gaza y la no expulsión de Israel.

En 2024, la canción de Israel quedó quinta, aun con puntuaciones moderadas del jurado y abucheo del público, por un apoyo masivo del televoto (14 países le dieron la puntuación más alta). Además, la cantante irlandesa fue obligada a modificar mensajes pro-palestinos en su vestuario y denunció comportamientos hostiles de la delegación israelí, lo que hizo que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) abriese una investigación.


En 2025, más de 70 exconcursantes han publicado una carta abierta reclamando la expulsión de Israel por ser “cómplice del genocidio” en Gaza, declarando que va en contra de los valores de Eurovisión (que debe ser universal, inclusivo y ajeno a la política) y recordando que en 2022 la UER vetó a Rusia por la invasión de Ucrania. La UER mantiene que Israel cumple los requisitos porque no participa a través de la emisora del gobierno. Esta edición volvemos a ver controversia previa a la final y se pondrá en cuestión hasta qué punto el voto del público a Israel es una representación fiel del gusto musical, o si responde a factores políticos, ideológicos o identitarios.


3. Guerra de banderas

Imagen de Nemo, ganador de Eurovisión 2024, ondeando la bandera no binaria en el desfile de banderas.
Nemo Mettler, artista suizo y campeón de Eurovisión 2024, mostró la bandera del orgullo no binario en el desfile de banderas.

En Eurovisión 2024, agentes de seguridad confiscaron banderas de Palestina y de la Unión Europea a eurofans. Otras banderas como la no binaria también estaban vetadas, pero quien acabó ganando el festival (Nemo) la mostró en el desfile de banderas. En otras ocasiones, Armenia fue amonestada por enseñar la bandera de Artsaj (2016) e Islandia fue multada porque sus representantes enseñaron un pañuelo palestino (2019).


Este año, la UER ha prohibido que los artistas lleven en el escenario cualquier bandera que no sea la oficial de su país. En cambio, el público podrá acceder con cualquier bandera legal en Suiza. La aplicación selectiva sigue generando debates y ha crecido la polémica sobre qué enseñas son “apolíticas” y quién decide la frontera entre lo cultural y lo político. Esta edición probablemente veremos símbolos políticos de nuevo colándose en las actuaciones de la final.


4. Favoritismos regionales

Diagrama del blog de Vanessa Fillis y Simona Tselova de 2024, que muestra el histórico de trasvase de votos entre regiones europeas en Eurovisión.
En este blog de 2024 de Vanessa Fillis y Simona Tselova se puede ver un diagrama histórico de trasvases de votos en Eurovisión por regiones europeas.

En Eurovisión existe un claro patrón de voto geográfico: los países suelen intercambiar puntos con vecinos o aliados históricos, culturales o lingüísticos. Este fenómeno favorece a bloques como el nórdico, el balcánico o el postsoviético, donde sus miembros tienden a beneficiarse mutuamente. En general, los países con más vínculos cercanos suelen obtener mejores resultados y los que no tienen aliados parten con desventaja. Algunos ejemplos son Ucrania en 2022 o Israel en 2024, que recibieron un apoyo excepcional del televoto por razones políticas.


No ha habido cambios importantes para 2025 y continúa la crítica. La UER ha introducido medidas como el voto popular en semifinales (para evitar pactos entre jurados afines) y la distribución estratégica de los países en los grupos, pero la política, la identidad nacional y las tensiones geopolíticas siguen influyendo en los votos, más allá de la calidad musical.


5. ¿Hasta dónde llega Europa?

Imagen de la representante de Australia en Eurovisión 2019, Kate Miller-Heidke, cuyo vestuario parecía una alusión a la bandera australiana.
La participación de Australia en Eurovisión en 2019 con su cantante Kate Miller-Heidke.

La participación de países no europeos en Eurovisión ha generado una polémica constante sobre los límites del concurso. El festival depende más de la pertenencia a la UER que de la ubicación geográfica. Por eso países como Israel, Armenia, Azerbaiyán o Georgia han sido aceptadas porque son miembros de la UER. Incluso Marruecos llegó a participar en 1980. El caso más llamativo es Australia, que participó en 2015 de forma "especial" por tener un público eurovisivo muy fiel, pero se volvió permanente. Esto ha causado debate entre quienes creen que se puede perder el espíritu europeo de la competición.


Además, hay países fuera de Europa que han mostrado interés como China, que fue vetada tras censurar actuaciones, o Estados Unidos, que ha creado su propia versión del concurso, sin mucho éxito. El tema sigue siendo polémico: la inclusión de nuevos participantes refuerza la diversidad y proyección global del evento para algunos; mientras otros creen que amenaza con convertirse en un espectáculo sin vínculos reales con Europa. El debate sobre “dónde termina Europa” sigue abierto y vivo año tras año.


¿Crees que Eurovisión debería estar libre de política?


Desde Politikea creemos que la cultura puede disfrutarse como un espacio libre de tensiones políticas, pero también reconocemos que el arte, incluida la música, es una forma legítima de expresión. Eurovisión refleja muchas veces las realidades del mundo que habitamos y eso no tiene por qué restarle valor. Si crees en un lugar donde nos una el diálogo, la empatía hacia quienes no piensan como nosotros o el desarrollo de la tolerancia por un futuro mejor...¡Únete a la comunidad!


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